domingo, 11 de abril de 2010

Gerardo Morales de la UCR, ahora se acuerda de la SI.

Cuando el actual Senador Nacional, tuvo que haberle puesto un freno a quienes en el año 1984/85 investigaban las "Debilidades Humanas" de Diputados, Senadores y Gobernadores Justicialistas; desde la Secretaria de Inteligencia; prefirio hacerse el estupido y permitir que se cometieran todo tipo de delitos gravisimos en contra de aquellos que representaban a la oposicion del gobierno alfonsinista. Veamos:


El Gobierno de Alfonsín , como no podía "frenar" politicamente el avance del Peronismo, Ordenó, a la Secretaria de Inteligencia , hacer espionaje político y encontrar las debilidades Humanas politicos del PJ, en particular Diputados , senadores y Gobernadores del partido Justicialidsta , apra encontrar algo , asi poder Chantajearlos










Despues de leer estos cables de la Secretaria de Inteligencia enviados a las Delegaciones Provinciales de todo el pais, al Senador Gerardo Morales debiera darle verguenza de querer atacar a la SI de la mano del Vicepresidente (¿¿??) Julio Cobos:

Veamos que dice hoy:

Como es sabido, la oposición no ahorró esfuerzos para mantenerse en escena en el último tramo del período político estival, viéndose claramente esta actitud en la avanzada por el reparto de comisiones del Senado de la Nación.



Más allá de los argumentos esgrimidos por el antikirchnerismo en términos de salud institucional, este comportamiento refleja en verdad una sola cosa que, aunque trillada y poco novedosa, es necesario tenerla siempre presente: la búsqueda de poder.






Calculadora en mano, los opositores creen ahora sí ver la hendija para doblegar al oficialismo a través de la vía legislativa, expectativa que de todos modos se sostiene a medias por cuanto, independientemente de lo que marquen los números, no hay que elaborar demasiado para percatarse de que la oposición no es una masa monolítica que funciona al unísono. Carlos Menem ya dio tempranas señales de eso.






Y en este marco de disputas por poder, no sólo inciden las cuestiones inherentes a estrategias partidarias, sino también intereses personales. En situaciones en las que se busca priorizar el bien común, demás está decir que todo lo que suene a “individualismo” es sinónimo de mezquindad.






De acuerdo a comentarios provenientes de algunos sectores de la UCR que se encuentran muy atentos por estos días a lo que pueda prometer Julio Cobos como hombre presidenciable, el Senador jujeño y ex titular de esa fuerza, Gerardo Morales, está decidido a ocupar un lugar en la Comisión Bicameral de Fiscalización de los Organismos y Actividades de Inteligencia, incluso a sabiendas de que eso implicaría desplazar a otro radical que ya tenía su lugar reservado en dicha Comisión.






Agregan estos mismos radicales pseudo-cobistas que ésta “movida” de Morales significa que evidentemente está decidido a jugar fuerte.


Lejos de todo patriotismo, la idea de Morales de sumarse a esa comisión de control responde a una cuestión personal que dice mantener concretamente con la SIDE.






Según lo que el mismo Morales explicara en su círculo íntimo, desde la Secretaría de Inteligencia se han montado operaciones en su contra, por lo que jura ahora vengarse desde el margen de acción que supone ser uno de los miembros que controla legislativamente a ese organismo. Transcendió además, en ese sentido, que el jujeño, envalentonado, aseguró contar con “pruebas” de esas maniobras, las que supuestamente desempolvará en la comisión de la que quiere ser parte.






Posiblemente preso de su propia pasión, tal vez Morales no se de cuenta de cuán contraproducente puede serle su ofensiva contra la central de espías.






En primer lugar, y como el sentido común lo indica, si dispone de pruebas sobre actividades non sanctas en su perjuicio, debería, antes que nada, acudir a la justicia para hacer la denuncia pertinente. Caso contrario, quien corre riesgo de quedar mal parado (incluso con la posibilidad de ser denunciado) es él.






La Comisión Bicameral de Fiscalización de los Organismos y Actividades de Inteligencia, tal como su nombre lo señala, está para controlar, entre otras cosas, a la SIDE. No paradirimir5 asuntos personales, y menos para convertirse en escenario de muestras de guapeza.






Por otro lado, hay algunos hitos en la historia democrática de la SIDE que Morales tal vez debiera revisar.






Desde la reinstauración de la democracia, los agentes de este organismo de inteligencia, aunque con sus bemoles, han sido profesionalizándose paulatinamente, lo que en varias ocasiones les sirvió para diferenciarse del color político de la administración de turno.






No obstante, la carrera de los agentes de inteligencia encontró su primera tergiversación hacia fines de la gestión de Raúl Alfonsín, cuando tuvo lugar un reparto gratuito, masivo, y al voleo, de escalafones. Quienes se vieron beneficiados por una recategorización abrupta, obviamente sonrieron. Y quienes no, aún hoy refunfuñan. Igualmente, unos y otros saben que eso fue algo casi vergonzoso.






Con los años, hubo otro hecho que sacudió a los agentes desde el punto de vista laboral. Fue el 7 de febrero de 2000, a poco de que Fernando De Santibañes, en nombre del tristemente famoso “Grupo Sushi”, tomara las riendas de la SIDE.






De un plumazo, De Santibañes echó a unos 1.000 agentes (obligando a varios de ellos a jubilarse de prepo), supuestamente en honor a la “limpieza” que debía hacerse para depurar el organismo y acercarlo así al modelo ultraprofesionalizado de la CIA. Muchos agentes fueron desplazados injustamente en esa oportunidad, en tanto que los que siguieron en el plantel, lógicamente quedaron sumamente sensibilizados, sabiendo que de ahí en más deberían trabajar con una espada de Damócles sobre la cabeza. “Ahora el piso se enjabonó hasta para el más pintado”, comentaba en ese entonces un experimentado agente que, por poco, zafó de la barrida.






Como se dijera, De Santibañes y sus “sushi boys” perseguían con esa movida la elevación profesional de la SIDE. Cuesta entender cómo encajaba en esa teoría el llamado “Senadogate”, conocido affaire que poco tiempo después tumbó a Santibañes, y que algunos analistas políticos hasta hoy leen como el comienzo del fin de la Alianza.






Puede que quizás Gerardo Morales sea uno de los que reniega todavía del estilo “sushi•” mostrado por Fernando de la Rúa y su equipo, tal vez sin detenerse en ver por qué su mismo partido le permitió instalar y avanzar con esa línea.






Aún con la estela de preocupación que dejó la administración aliancista, la situación de trabajo de los agentes de la SIDE comenzó a reordenarse en el interregno presidencial de Adolfo Rodríguez Saa, siguiendo así luego con la llegada de Eduardo Duhalde y afirmándose ya con el Kirchnerismo.






Durante el breve mandato de Carlos Sergenese al frente del organismo de inteligencia (puesto allí por Rodríguez Sáa), empezó a replantearse el rol de quienes trabajaban en ese lugar, tomando la posta su sucesor, Carlos Soria y tras éste, Miguel Ángel Toma (ambos ubicados al mando de la SIDE por Duhalde).






Es más, dicen algunas personas cercanas al mundo del espionaje que en la gestión de Toma pudo palparse bien el reverdecer profesional de los agentes de la SIDE, fundamentalmente a través del caso AMIA. Y agregan estas mismas personas que Toma siempre se ocupó de “separar las aguas” en cuanto a diferenciar lo que el personal de carrera de la SIDE de lo que es el circunstancial manejo político de ese organismo. De todos modos, las ofensivas que este armador del PJ disidente comenzó a emprender desde hace tiempo contra la conducción Kirchnerista de la SIDE hacen que su pretensión de preservar a los empleados de planta (“la tropa”, según el mismo Toma) se vea un tanto desdibujada.






Como muestra de la articulación profesional de la SIDE que resucitó tras la caída aliancista, algunos rumores generados en círculos cercanos a esa Secretaría hablan de la existencia de una lapicera, celosamente guardada en alguna de las oficinas de 25 de Mayo 11, que, en respeto a haber sido usaba para trabajos muy relevantes, lleva grabados los nombres de Sergnese, Soria, Rodríguez y Toma.


Puede verse en base a estos datos que los principales descalabros en lo que hace al trabajo de la SIDE fueron cometidos por administraciones de la UCR (hasta donde se sabe, el partido al que pertenece Gerardo Morales).






Por otra parte, Morales parece calentar motores de guerra desde una posición cuasi angelical, sin percatarse de no pocos puntos oscuros que la historia de la inteligencia y la seguridad radical muestra, como por ejemplo el caso de Raúl Guglielminetti (sobre quien no se necesita detallar demasiado), quien cumpliera funciones como custodio de Raúl Alfonsín.






Desde otro punto de vista, no sería raro pensar que la embestida personal que Gerardo Morales tiene en mente lanzar contra la SIDE se inscriba quizás en la remanida estrategia de apelar al “ruido” que prácticamente asegura victimizarse con los espías oficiales como enemigos, con la poco original meta de obtener rédito político.






Y tampoco sería descabellado considerar la posibilidad que esta actitud beligerante de Morales esconda tal vez cierto interés oculto de Elisa Carrió, siendo que por un lado, la chaqueña ha encontrado siempre en este Senador algún que otro mimo político cada vez que la UCR se le viene encima para eyectarla del Acuerdo Cívico y Social (algunos dicen que la buena relación de Morales con Carrió excede incluso el marco de esa coalición), en tanto que por el otro también una de las caras opositoras que tiene ubicada a la SIDE en el terreno de la maldad.






Dentro del mismo radicalismo, no son pocos los que achacan a Morales ser uno de los estorbos en la intención de este partido de reubicarse como fuerza de la oposición, (principalmente por la tendencia del jujeño a “bancar” en demasía a Carrió), al punto de no poder explicarse algunos correligionarios como es que llegó en su momento a conducir el Comité Nacional de la UCR.






Más allá de la jugada política (o eventualmente judicial) que Morales quiera llevar a cabo contra la SIDE, no sería desatinado considerar que, posiblemente, su propio partido le haga rever su arremetida ante el riesgo de un efecto boomerang puesto que, por más personalizado que sea el avance, muy posiblemente involucre institucionalmente en algún punto a la UCR.






Si Morales tiene algo que decir, ¿por qué esperar el ingreso a una comisión para hacerlo?


Esto sólo ya alcanza para entender que el Senador está maniobrando adrede, con lo que su denuncia promete tener el mismo sustento que un cruce de acusaciones de vedettes.


En teoría, Morales debe representar los intereses de los ciudadanos que lo han elegido.


Su comportamiento se encamina, lamentablemente, a ser una nueva burla.








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Patricio Jose Maguire

Fue Miembro de Número de la Junta de Historia Eclesiástica Argentina, dependiente del Episcopado.
Egresado de la Escuela de Defensa Nacional.
Actuó como Investigador en el prestigioso Instituto de Investigaciones Históricas "Emilio Ravignani", de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.