viernes, 10 de octubre de 2008

Jorge "el Fino" Palacios-Saguier.....

“La Nación” contra Stiusso. Otro ataque en defensa de Beliz y Anzorreguy


Mal informado como pocas veces, el prestigioso matutino la emprende nuevamente contra el Director de Operaciones de la Secretaría de Inteligencia, Antonio Horacio Stiusso, con la remanida excusa de la falta de transparencia en la gestión presupuestaria del organismo. Los gruesos errores contenidos en una de las editoriales del día 9 de Octubre, sólo pueden concebirse como una burda operación generada por, según se comenta en varios mentideros locales, la inquina que uno de los propietarios del medio parece haber adquirido repentinamente contra el espía de la calle 25 de Mayo. Mientras muchas son las explicaciones que se ensayan para justificar esta hipótesis, en la cual Julio Saguier parece haber asumido como propias las desgracias de sus protegidos, Gustavo Béliz y Hugo Anzorreguy, la cruzada editorial contra Stiusso hace agua y termina dejando a todos mal parados. Primeramente por la falsa información contenida en la misma con la cual se quiere hacer ver una especie de subejecución presupuestaria en la SI, deslizando sospechas sobre la coincidencia entre esta situación y los tiempos electorales que se aproximan.No hace falta mucho esfuerzo para comprobar el error. Simplemente una computadora, un acceso a Internet, y la dirección www.mecon.gov.ar. Un trabajo que, evidentemente, no se tomaron en “La Nación”. Si lo hicieron, no entendieron nada de lo que leyeron, o directamente fueron mal intencionados. Volvemos a destacar que se trata de información totalmente pública, disponible para consulta del ciudadano, contenida en la página web del Ministerio de Economía. En realidad, la supuesta subejecución no es más ni menos que el dinero que al organismo de inteligencia le resta utilizar de su presupuesto original para cubrir las necesidades financieras de los tres últimos meses del presente período fiscal 2008. Cabe destacar que las cifras mencionadas se encuentran actualizadas al día 5 de Octubre. Con sólo observar el desarrollo de las cuentas de la SI que surge de la información mencionada, el lector podrá concluir rápidamente, que el promedio mensual del saldo aún no ejecutado coincide con los gastos en Personal y Servicios y Bienes No Personales declarados hasta el mes de Septiembre. Conclusión, no existe subejecución alguna como claramente surge de las columnas Comprometido, Devengado y Pagado que allí se muestran. Tal vez Saguier y sus muchachos piensen que la cosa todavía se mueve como cuando su amigo Anzorreguy despilfarraba casi un millón de pesos por día, y el ex Director de Finanzas de la entonces SIDE, José Luis Losada López chorreaba litros de agua tratando de inventar excusas que justificaran refuerzos presupuestarios para poder pagarles los sueldos a los espías y que estos no se enteraran que los mismos se habían esfumado en cuestionables “Operaciones Especiales”. No recordamos de aquel entonces, ninguna editorial de “La Nación” refiriéndose al tema. Resulta lamentable apelar al desconocimiento de los confiados lectores para inducirlos a pensar sobre la injusticia implícita en las situaciones procesales de Anzorreguy y Beliz. En Febrero de 1990, cuando Anzorreguy recaló en la SIDE, Stiusso era un simple Jefe de Departamento, con ninguna influencia en la aprobación o disposición de fondos. Fue además, uno de los funcionarios del organismo que más problemas tuvo por oponerse a participar del armado de la versión oficial de entonces del atentado a la AMIA. Tiempo más tarde, el fallo del Tribunal Oral Federal Nro 3, le daría la razón y sentaría a Anzorreguy en el banquillo de los acusados. Béliz por su parte, selló su propia suerte el día que decidió mostrar en público la foto del espía, sabiendo que violaba expresas disposiciones legales. Sin embargo, desde el matutino se insiste, por amistad o conveniencia política, en apuntar a Stiusso como responsable de todos los males del organismo, e incluso, se reclama por su presencia en el mismo a la Presidente de la Nación. Parece increíble ver coincidir a la familia Saguier con Horacio Verbitzky y sus seguidores. ¡Stiusso lo hizo!Ironías aparte, hay algo que, por lo menos para nosotros, resulta claro. El objetivo principal de la inteligencia es la obtención de información y su utilización oportuna. Pareciera existir alguna coincidencia con el periodismo, pero no es así. Quienes conocen el ambiente del espionaje saben que la información más valiosa es la que nadie tiene, y por eso se protege y no se divulga. El periodista en cambio, pelea todos los días por hacer pública su primicia. Si los propietarios del diario “La Nación” interpretan que los asiste algún derecho por el cual deben ser informados sobre la correspondencia entre la gestión presupuestaria de la SIDE con los resultados operativos que se generan, es indudable que están en un error. ¿Que pasaría estimado lector si, por ejemplo, el sr Saguier fuera informado por la SIDE sobre la inminencia de un nuevo atentado terrorista en nuestro país? ¿Resistiría la tentación de publicarlo y terminar poniendo sobre aviso a los sospechosos? Pero tal vez todo termine de aclararse pronto. Por lo que sabemos, Stiusso sólo está esperando la autorización de sus superiores para presentar una nueva querella, y las pruebas que lo asisten. Al final, Saguier podría conseguir su objetivo, llevarlo ante la justicia…..como hizo Béliz



NOTA 2:


Para ¨La Nación¨, por la calidad institucional y en búsqueda de la primicia.

-Sres de Informe ReservadoLuego de leer la nota sobre el espia Stiusso y La Nacion, me surge una pregunta. Sitan interesados están los editores del matutino en la calidad institucional denuestro país, porque no se dan una vueltita por la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y le pregutan al señor Mauricio Macri sobre su intención de colocar al frente de la nueva policia porteña al ex Comisario de la Policía Federal, Jorge Palacios.Desconozco los problemas procesales que actualmente pueda tener Stiusso, pero los de Palacios son públicos, como asi también sus sospechosas conexiones con el hampa cuando estaba en actividad. Una de las razones por las cuales tuvo que dejar la fuerza. Tal vez las preferencias del sr Macri por quien apodan ¨el fino¨ se deban al error de pensar que fue este quien tuvo una actuación decisoria en el secuestro de su hermana Florencia. Grueso error que solo pueden cometer quienes desconocen los pormenores del hecho.Pero además, el sr Palacios, cosa que tal vez sepa La Nacion pero por algún motivoomita informar, es socio comercial de otra persona muy cuestionada en el ambiente de la seguridad y la inteligencia, William Godoy. Este personaje foráneo, se vende como vocero de la Embajada de los Estados Unidos aprovechando su relación con el FBI norteamericano, ha convencido a Macri de que Palacios es el hombre ideal para la nueva estructura de seguridad de la ciudad y busca jubilarse prontamente, quedarse en nuestro país y cosechar negocios con los impuestos de los porteños.Lejos está Macri de darse cuenta que el blanqueo de la figura de Palacios, ya queactualmente trabaja en las sombras, va a generar una verdadera guerra entre policías federales, que no lo recuerdan de la mejor manera, como tampoco a su otro socio, Carlos Sablich, y porteños, no solamente por el control de las ciudad, sino también de los negocios. Algo de lo cual Godoy y Palacios saben bastante.Me gustaría leer algo al respecto en alguna editorial de La Nacion.





Todo ya fue muy bien explicado:


El jefe de Gobierno porteño se apresta a dar a conocer su proyecto para la policía porteña. El Fino Palacios, desplazado en 2004 y ex jefe de seguridad de Boca Juniors, busca hacerse un lugar en la nueva fuerza de seguridad. Lo acompañan William Godoy, delegado del FBI en la Argentina, y Ross Newland, ex jefe de la CIA en Buenos Aires.

Por Nora Veiras
La seguridad es una de las obsesiones de Mauricio Macri. Sabe que para sus ansias de poder es crucial resolver el tema. Su electorado no le perdonaría esa falla. Ante el fracaso de las negociaciones con la Nación para conseguir el traspaso de la policía con el financiamiento garantizado, el jefe de Gobierno porteño anunció que creará su propia fuerza del orden. Esta semana presentará el plan y el proyecto de la Academia para formar a los futuros agentes. Detrás de esa formalidad se está librando una batalla por el manejo de la información y de los negocios. Personajes de la talla del ex comisario Jorge “El Fino” Palacios, quien fue desplazado por el ex presidente Néstor Kirchner de la cúpula de la Federal y William Godoy, delegado del FBI en la Argentina, están operando para llenar de “contenido” a los nuevos uniformados.
Hace un mes, el legislador de PRO Cristian Ritondo presentó un proyecto para crear la policía comunal o aceptar la transferencia del personal de la Policía Federal. En ese momento todavía no se había realizado el almuerzo entre Macri y el jefe de Gabinete, Alberto Fernández. El ex presidente de Boca Juniors que ofició de anfitrión en el palacio municipal se convenció de que no le darían la plata. El ministro de Justicia y Seguridad, Guillermo Montenegro, fue instruido entonces para acelerar los trámites.
El ex juez federal, quien llegó al gabinete macrista de la mano de la vicejefa de Gobierno, Gabriela Michetti, sería partidario de mantener una buena relación con la Federal. No levantar olas. Sin embargo, desde el riñón de Ritondo aparecen los viejos “barones” de la Federal y pugnan por aceitar las relaciones con El Fino Palacios. El ex superintendente de Investigaciones es un viejo lugarteniente de Macri que añora desembarcar en el equipo del líder de PRO. Hasta mediados del año pasado fue jefe de Seguridad de Boca Juniors y desde allí hizo todo lo posible para quedar desvinculado de la causa por la masacre del 20 de diciembre del 2001 en Plaza de Mayo.
En el 2004, Kirchner ordenó la remoción de Palacios. El desencadenante del desplazamiento fue la transcripción de un diálogo entre Palacios y Jorge Sagorsky, el reducidor de autos acusado por el fiscal Jorge Sica de ser miembro de la banda que mató a Axel Blumberg. Palacios argumentaba dentro de la Policía Federal que su única relación con Sagorsky era el tipo de contacto que un oficial mantiene con un informante. En el entorno kirchnerista adujeron que habían perdido la confianza del hombre que estaba a cargo nada menos que de la Superintendencia de Investigaciones y a cargo de la Dirección de Unidad de Investigaciones Antiterroristas (Duia).
La participación de oficiales de policía en el robo de autos fue la que impidió una investigación profunda del atentado contra la AMIA y la que garantizó que los secuestradores de Axel Blumberg disfrutaran de una zona liberada –liberada de toda seguridad por parte del Estado– para privar de su libertad a una persona y matarla.
Palacios ya estaba en el llano cuando la jueza federal María Servini de Cubría le trabó un embargo de dos millones de pesos sobre sus bienes y lo procesó por el delito de “homicidio imprudente” de cinco manifestantes en Plaza de Mayo. Ese 20 de diciembre, durante la debacle del gobierno de Fernando de la Rúa, Palacios no estaba de servicio, pero dijo que se acercó a la plaza para cumplir con su deber. “Por una cuestión moral”, declaró.
El año pasado, Servini se apartó de la causa con un escrito por demás llamativo. Dijo sentirse agraviada por las “insinuaciones” del comisario general Rubén Santos y de su “consorte de causa, Enrique Mathov (ex secretario de Seguridad), buscando apartarme del sumario”. “Si a estas circunstancias, per se extrañas, sumo los comentarios que escuchara respecto de las amistades y vínculos que mantendrían los oficiales superiores Jorge Palacios y Rubén Santos con varios miembros del Poder Judicial, se percibe que se estaría procurando cualquier excusa que impida el tratamiento del fondo de la cuestión y con eso lograr mi apartamiento”, explicó la jueza.
La causa todavía no llegó a juicio, pero la situación judicial de Palacios mejoró. Tener cerrado ese flanco es esencial para las aspiraciones políticas del comisario retirado que encuentra ahora la oportunidad de colar a su gente en la nueva estructura porteña.
Las excelentes relaciones de Palacios con el delegado del FBI, William Godoy, le sumarían méritos a los ojos de quienes quieren tener a los “expertos” custodiando la principal metrópoli del país. Otro estadounidense, Ross Newland, ex jefe de la CIA en Buenos Aires, fan de Boca Juniors, sería de la partida en la búsqueda de información y negocios.
La publicación en Página/12 de la foto de Newland provocó un escándalo político entre el gobierno de De la Rúa y la central de Inteligencia, que se vio obligada a relevar al agente secreto cuya identidad había sido develada. En Washington estaban convencidos de que fue la SIDE la responsable de la filtración de ese “secreto” y en aquel momento ya se mostraban proclives a confiar en Palacios. Desde la Dirección de Lucha Antiterrorista y Delitos Transnacionales, El Fino se había granjeado la simpatía de los agentes de El Norte.
Los contactos siguen intactos y ahora están haciendo lobby para copar la estructura que creará Mauricio Macri. Queda por verse el rol que jugará la Policía Federal.




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Patricio Jose Maguire

Fue Miembro de Número de la Junta de Historia Eclesiástica Argentina, dependiente del Episcopado.
Egresado de la Escuela de Defensa Nacional.
Actuó como Investigador en el prestigioso Instituto de Investigaciones Históricas "Emilio Ravignani", de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.